Eneas, Anquises y Ascanio (Barroco italiano)
ENEAS, ANQUISES Y ASCANIO
IDENTIFICACIÓN
“Eneas,
Anquises y Ascanio” es una escultura de bulto redondo, de estilo barroco
italiano; muestra la huida de Troya de estos tres personajes, mientras se
quemaba la ciudad. Esta obra es de Gian Lorenzo Bernini y fue realizada entre
1618-1619. Hoy en día se encuentra expuesto en la Galería Borghese, que se
ubica en la Villa Borghese, en Roma, Italia.
Descripción
La
escultura muestra tres figuras; dos de ellas de adultos, los cuales son Eneas
(el príncipe troyano), a sus hombros su padre, ya viejo, llamado Anquises; y la
tercera figura pequeña, representando a un niño, en concreto al hijo de Eneas,
su nombre es Ascanio. Huyen los tres juntos de Troya porque es el momento en el
que está siendo incendiada, y no han podido hacer nada por evitarlo. Sus
cuerpos están cubiertos, simplemente por telas escasas, y no llevan nada a
cuestas, ya que han tenido que salir despavoridos para no morir. Sin embargo,
no lo logra así su esposa Creus, que además fue retenida por Cibeles, y llevada
hacia la oscuridad. Por otro, lado el anciano Anquises, porta una especie de
urna y sobre ella, sentadas, hay dos figuras minúsculas con relación al tamaño
de los cuerpos principales; representan en principio, a los antepasados de
este.
ANÁLISIS
Aspectos
formales
La
técnica utilizada en este caso es una escultura de bulto redondo, realizada a
partir de un bloque de mármol macizo. Mide 220 cm de alto, y era la primera
escultura que no hacía partiendo de una pared, y además de esas dimensiones tan
gigantes. Por otro lado, la composición en espiral llamada “serpentinata”, se
muestra en el encorvamiento de Eneas junto con su padre Anquises a hombros
encogido también; además, la estructura es vertical en altura, en formato de
“torre” las tres figuras juntas. Ya que era el primer bloque macizo de mármol
que trataba, tiene ciertos rasgos inacabados en la espalda.
Continuando
con los puntos de vista y las perspectivas que tiene esta obra, que comparada
con las del Renacimiento, estas están dotadas de movimiento, los gestos son
naturales, y se consigue crear distintas visiones de una misma obra.
El sentido exitoso que obtuvo esta obra fue maravilloso; marcó el comienzo de su gran carrera profesional. Se trata del primer encargo de dimensiones colosales que le hacían con apenas 20 años. El cardenal Scipione Borghese se dirigió a él y le encomendó esta primera obra para empezar a decorar adecuadamente su villa romana. Después de este triunfo, le encomendó muchas más.
Por
último, el volumen y las texturas son tratados con un cuidado y un detalle
asombrosos, pues, aunque recibió varios consejos de su padre, él mismo
consiguió esos tipos de tez distintas, adecuadas a cada edad; las posturas y
los gestos corporales, el pelo y las ropas, y por supuesto los rostros. Todo
ello cargado de expresividad y emociones, además de naturalidad y realismo,
pero sin idealizarlos. Un estreno que estuvo más que a la altura.
En
cuanto al cromatismo, poco hay que comentar, ya que lo único que se puede
apreciar en toda la escultura es el blanco natural del mármol, ya que no se
pintaban de ninguna manera.
Valores artísticos
Se
han retratado las tres figuras de cuerpo completo, dos de ellas se encuentran
de pie caminando, y otra subida a hombros, medio sentada de mala manera.
En
este caso la función es mitológica; Bernini, en su mayoría, representaba
escenas mitológicas, (menos el David, que era una escena bíblica). Muestra la
huida de Troya de Eneas, Anquises y Ascanio, cuando se quema la ciudad. Ante
este suceso, Bernini quiso y consiguió dotar a los rostros con miedo y tristeza
porque su ciudad estaba siendo incendiada; la mujer de Eneas, Creus, había
muerto; por parte del padre, Anquises, se daba cuenta de que él tampoco le
quedaba mucho tiempo de vida; el hijo Ascanio, sin embargo, muestra
incertidumbre al no entender lo que ocurre. Aun así, expresan seguridad por
saber que están untos ante cualquier adversidad.
Se trata de una obra dinámica dadas las circunstancias de la historia, pues están huyendo (corriendo) de Troya. El movimiento y las posturas cansadas se muestran fielmente. Es una obra muy realista, pero no está idealizada ni en los gestos ni en las expresiones faciales, como se hacía en el Renacimiento.
COMENTARIO
En conclusión, sabemos que el objetivo del artista al
realizar esta obra fue en sí cumplir con el encargo que le había mandado el
cardenal Scipione Borghese, para decorar la villa Borghese; pero esto a su vez,
cumplía otro objetivo, consecuencia del encargo, que fue el crecimiento de
manera profesional, y comenzar a ser reconocido y valorado.
Teniendo en cuenta que pertenece al estilo Barroco italiano,
al ser la primera escultura que realiza en un bloque de grandes dimensiones,
tiene ciertas reminiscencias manieristas; por una parte, la influencia de su
padre (la cual es indudable en sus inicios), y por otro lado, también
condicionó la edad tan joven del artista cuando se le encargó, ya que no había
definido su estilo más maduro.
Fue la primera escultura de muchas que le encargó el cardenal
Scipione Borghese; ya que más tarde crearía el David (1623) y la pareja de Apolo
y Dafne (1625). De hecho, esculpió el busto del propio cardenal en 1632.
Bernini venía de un estilo manierista del que al principio le
costó despegarse, y además con su padre como lección y recurso constantes, más
todavía. Sin embargo, fue creciendo y consolidando su estilo, con realismo y
detalle muy rico, sabiendo sacar todas las emociones posibles para conseguir
ese dramatismo en cada obra que la haga única.
Sabemos que ha sido un ejemplo total del Barroco, y así lo ha
dejado ver en la Galería Borghese, y sobre todo en la Basílica de San Pedro de
Vaticano.
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