La Dama del armiño (Cinquecento)

 

LA DAMA DEL ARMIÑO

IDENTIFICACIÓN

“La dama del armiño” es un retrato de Leonardo Da Vinci, en el que representa a Cecilia Gallerani, la amante de Ludovico Sforza, el duque de Milán. Se trata de un óleo y temple sobre tabla, con unas medidas de 54,8 cm de alto y 40,3 cm de ancho, perteneciente a la etapa del Cinquecento, dentro del Renacimiento. Es uno de los cuatro retratos femeninos que hizo Da Vinci y data del 1490.


 Hoy en día se encuentra expuesto en el Museo Nacional de Cracovia, en Polonia; pero perteneció durante muchos años a la familia Czartoryski, y desde 1876, se expuso en el Museo Czartoryski, en Cracovia también, y pasó a ser del gobierno.

Descripción

Observamos el retrato de medio cuerpo de una mujer (Cecilia Gallerani), que tiene el pelo recogido en una trenza y con una cinta; viste a la moda “allá spagnola” con una camisa con mangas abombadas de colores rojo granate y azul, y del cuello le cuelga un collar de joyas. Todos estos abalorios nos demuestran el estatus social de esta mujer. Esta sujetando un animal que parece ser un armiño blanco, el cual tiene cierto parecido con la dama, y que está dotado de un gran simbolismo.

Una peculiaridad de este artista es el uso de fondos neutros, de un solo color, en este caso negro, para completar la obra, porque prefiere que se centre la atención únicamente en la persona retratada.


ANÁLISIS

Aspectos formales

En esta obra, la técnica utilizada ha sido de óleo y temple sobre tabla, concretamente de nogal, y la figura se ha retratado desde una vista de ¾ de perfil, lo cual para la época era bastante innovador. La composición es vertical con líneas curvas que comienzan en la mirada de la dama, continúan por la manga hacia el armiño, acaban por la mano y por último en el otro brazo. Cabe destacar que, aunque el fondo sea negro, y eso haga que no existan puntos de fuga, se crean una serie de planos a partir de la mano (1º), el armiño y las telas, y como un tercer plano más alejado, quedaría el rostro de Cecilia. Crean volúmenes gracias también al tratamiento de luces y sombras que tiene una gradación muy leve, que viene de una iluminación de la parte derecha y se va oscureciendo hacia la izquierda, de manera que nos va dejando ver progresivamente la torsión de la postura. Por último, existe un cromatismo armónico con los colores combinados (granate y azul), de la ropa que viste la mujer. Pertenecen a la moda de la época y a los ropajes de la alta sociedad. A parte de la amplia tonalidad que se mueve en la gama de carnes, rosados e incluso blancos para toda la piel de la dama, la cual se muestra como si de porcelana se tratase; y en el caso del armiño los blancos, pardos, y grises que lo cubren.


Valores artísticos

Se trata de un retrato de torso hasta la cintura, algo así como medio cuerpo, con una perspectiva de perfil ¾, que dotan a la par de movimiento, por ciertas curvas, que muestran delicadeza y fragilidad, y estatismo, que nos hace recordar a una estatua, algo hierática.

Tiene una función sociohistórica, puesto que fue un encargo de su amante Ludovico Sforza, el cual era el duque de Milán; y además era una amiga cercana de Da Vinci, pues hablaban siempre en un tono muy intelectual. Para enaltecer y representar su belleza, intelectualidad y delicadeza, se esmeró con un gran realismo y una fidelidad magnífica; pincelada minuciosa, delicada y concisa, que consiguen hasta detalles como el del esbozo de sonrisa (como en La Gioconda, referencia); Leonardo prefería intuir las emociones antes que plasmarlas de forma explícita. Sus miradas por otro lado son ciertamente penetrantes e intensas, tanto como si se salieran del cuadro. El fondo negro puro hace destacar exageradamente y focalizar la atención en la bella mujer que era su amiga.

El simbolismo en esta obra se encuentra primordialmente en el armiño, pues de este se han comentado ciertas intuiciones sobre que sea Ludovico, su amante, ya que su sobrenombre era Ermellino, que es en italiano, armiño; y pensaron que era una buena manera de aparecer en el cuadro con ella de modo alegórico; la tenía en alta estima, aun siendo solo su amante, pues era muy especial para ella. Otra teoría es que hace un juego de palabras con su apellido, en el que “Galee”, que es armiño en griego, tiene cierta similitud con “Gallerani”. Sin embargo, no hay que olvidar el propio significado de realeza y pureza de este animal (blanco y suavidad del pelo). De manera general en el cuadro, simboliza en secreto la unión de los dos amantes, pues son inquietos y valientes, como esta pequeña comadreja.


COMENTARIO

Una de las cuatro mujeres que retrató Da Vinci fue Cecilia Gallerani, y fue la más especial de todas, puesto que tenía una elación muy estrecha y cercana con el artista. Por lo que, más que un objetivo, Leonardo pintó casi por gusto de esta manera tan esbelta y realzándola tanto, para que quedara tal y como él la percibía, además por supuesto, de su amante, que fue quien encargó el cuadro.

Esta obra destacó, entre otras cosas, por la innovación en la postura de la dama, además por la representación de una mujer, que era amante, y que había recibido una gran educación musical y artística, las cuales no eran para nada corrientes en aquella época. Por eso es que Da Vinci la enalteció de ese modo en su pintura; además por el alto nivel y tan competitivo de las escuelas de los artistas predecesores al Cinquecento, y la influencia y el modelo a seguir que iba a ser para los artistas sucesores, quienes van a tener como referente del Renacimiento, y en concreto del Cinquecento.

 

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