Moisés de Miguel Ángel (Cinquecento)
MOISÉS,
MIGUEL ÁNGEL
1. IDENTIFICACIÓN, LOCALIZACIÓN.
Clasificación
Esta obra se trata de una escultura renacentista, perteneciente al Cinquecento en Italia (S.XVI). Esta escultura fue creada como parte del conjunto escultórico que formaría la tumba del Papa Julio II, conjunto que representaría un episodio bíblico, más concretamente el momento en el que el profeta Moisés contempla con indignación y cólera cómo los israelitas abandonan el culto a Jehová para entregarse a la idolatría. Cabe destacar que esta tumba se encuentra en la iglesia de San Pietro in Vincoli, en Roma, Esta escultura fue realizada por el conocido artista florentino Miguel Ángel Buonarotti entre 1513 y 1515.
Esta
escultura está realizada en mármol blanco de Carraca, esta se caracteriza por
ser de cuerpo entero, sedente y de bulto redondo, aunque al pertenecer a una
fachada y configurar un sepulcro solo se puede ver de frente. Es de esta obra
el conocido mito de que al terminar Miguel Ángel la escultura, y verla tan
realista, le golpeó la rodilla derecha a la estatua y le dijo ¿Por qué no me
hablas?
Algo
que caracteriza a la obra de Miguel Ángel es el hecho de que evolucionó de las
formas más clásicas hasta unas esculturas mucho más expresivas y vivas, en
concreto esta escultura del Moisés, se considera que abrió camino al Manierismo
y el Barroco.
El
escultor es Miguel Ángel (1475-1564), es
considerado el más importante del Cinquecento italiano. Pues este es capaz de
ejercer con maestría todos los campos (arquitectura, pintura, poesía), aunque
se siente escultor. Al artista, toda su vida la centrará en esforzarse por
liberar la forma de la materia que la aprisiona.
Descripción
Esta
colosal estatua esculpida entre 1513 y 1515, forma parte de un monumento
fúnebre que Julio II encargó a Buonarroti, sepulcro el cual está dividido en
dos cuerpos y tres calles y que además está decorado con ménsulas, veneras.
Esta obra presenta una clara influencia de Rafael y Donatello, y representa a
un majestuoso Moisés sentado, el cual sostiene las Tablas de la Ley bajo un
brazo, a la vez que con la otra mano acaricia su larga barba, además, Miguel
Ángel pretende representar un momento sucesivo a la entrega de los diez
mandamientos en el Monte Sinaí, cuando Moisés descubre a los israelíes adorando
a un becerro de oro, el cual es símbolo de los dioses paganos.
Esta
increíble estatua aparece con un gesto de irritación y a punto de levantarse
para destruirlo todo. Esta rabia es perfectamente apreciable en las venas y en
los músculos marcados en tensión.
2. ANÁLISIS FORMAL Y ARTÍSTICO
Aspectos formales
Esta impresionante obra de Miguel Ángel está creada en mármol de Carraca, siguiendo el procedimiento de la talla, y presentando un tratamiento en el que las superficies están pulidas, suaves, y también rugosas, además en la barba encontramos trabajo a trépano en la barba y en los rizos; todo esto se ve incrementado por la luz. De esta forma se consiguen texturas extraordinarias en todas las superficies, como la piel, las rodillas e incluso en los músculos y venas. Además, el modelado de esta obra este es considerado perfecto, ya para Miguel Ángel el mármol es su material predilecto.
Por otra parte, esta obra presenta una composición muy
característica y estudiada, a la vez que cerrada y clásica. La obra se basa en
un eje vertical que va desde la cabeza hasta el pliegue que se forma entre las
piernas del Moisés. Además de esto, existe un ligero contrapposto, a pesar de
estar prácticamente sentado, ya que, acompañando al giro de la cabeza
encontramos su brazo derecho hacia arriba y el izquierdo hacia abajo, creando
una línea descendente; y respecto a las piernas, su pierna derecha está hacia
fuera, mientras que la izquierda la encontramos más hacia dentro. Esto hace que
las líneas rectas, por ejemplo, de las ménsulas, que rodean al Moisés queden
compensadas y por las dos líneas curvas paralelas que crean los brazos y las
piernas, incrementadas por el movimiento de la barba y por los ropajes.
Esta composición hace que la escultura presente un aspecto de movimiento y ligereza, ya que de esta forma la escultura no resulta pesada, sino grandiosa. Pues Miguel Ángel consigue captar el momento justo en el que Moisés gira la cabeza y va a levantarse repleto de furia ante la infidelidad del pueblo.
Toda esta tensión que apreciamos en la obra es la
conocida terribilitá de Miguel Ángel, apreciable en menos medida en otras obras
como el David. Con terribilitá se conoce al uso de la exageración anatómica
utilizada como herramienta de captación psicológica, para así obtener una mayor
expresividad, esto lo apreciamos en su gesto ceñudo. Estas características de
tensión y drama son las que marcan las obras del genio.
Por otro lado, toda la creación de esta obra conlleva
un gran estudio de la anatomía, ya que encontramos un gran naturalismo en la
obra, en aspectos como los brazos que exhiben fortaleza y tensión. En relación
con esto, la utilización del mármol blanco hace que la luz resbale, enfatizando
así los detalles de la obra, creando contrastes de luces y sombras que aumentan
el volumen, además de los detalles de las ropas que caen formando pliegues con
gran naturalismo
Además de lo comentado, en esta obra de Miguel Ángel, podemos ver las características del estilo renacentista; encontramos la búsqueda de la belleza ideal, pero siempre acentuando el naturalismo, además apreciamos el interés por la figura humana y por su anatomía, ya que nos encontramos en el periodo humanista correspondiente a la cultura antropocéntrica. Destaca la clara influencia de la antigüedad clásica en aspectos como el equilibrio de la composición, la armonía, el movimiento, y la perfección técnica.
Valores artísticos
Esta obra de Miguel Ángel fue creada como parte del
conjunto escultórico que formaría la tumba del Papa Julio II, conjunto que
representaría un episodio bíblico. La obra pretende representar un pasaje del
Antiguo Testamento, en el que el profeta Moisés, al regresar de su estancia de
cuarenta días en el monte de Sinaí, y sosteniendo bajo su brazo las Tablas de
la Ley para enseñárselas a los israelitas, contempla horrorizado como estos han
abandonado el culto a Jehová y están adorando al Becerro del Oro.
Algunas personas han querido ver en este Moisés el
retrato idealizado del propio escultor o incluso del Papa Julio II, el cual era
considerado un temible guerrero y líder espiritual al igual que el profeta
bíblico representado. Otros piensan que es un símbolo de los elementos que
componen la naturaleza, representando asó la barba el agua y el cabello las
llamas del fuego. Incluso puedo significar para Miguel Ángel la fusión entre la
vida activa y la contemplativa.
Lo que, si sabemos con seguridad, es que la obra
representa el momento justo en el que Moisés lleno de ira piensa en el castigo
que desatará sobre el pueblo que le ha sido infiel y desagradecido, además
parece que va a llevar a cabo este castigo en breves, pues vemos como está a
punto de incorporarse.
Cabe destacar que en un principio esta obra estaba
destinada a la Basílica de San Pedro, pero debido a las divergencias entre el
Papa y Miguel Ángel fue colocada en San Pedro in Vincoli, en Roma. Además de
esto, encontramos otro aspecto curioso en la escultura, son los cuernos que
aparecen sobre la cabeza del Moisés, pues estos derivan de una errónea
traducción del Libro del Éxodo, en el que se narra que mientras Moisés
descendía del Sinaí tenía dos rayos que salían de su frente, el conflicto
estuvo en que en hebreo “karan” o “karnaim” (rayo) puede confundirse con
“Keren” (cuerno).
3. COMENTARIO
Conclusión
o valoración
Para
finalizar, esta obra es considerada una de las obras más representativas de
Miguel Ángel, la escultura de este autor es única y sobrepasa los límites de
encontrase dentro de un único estilo, pues sus primeras obras si están más
cerca de la formación clásica, pero conforme va evolucionando sus obras van
hacia su propio estilo; además sus obras tenderán hacia lo anticlásico y el
manierismo.
En
concreto en esta obra podemos ver como se trata la anatomía y el movimiento,
además apreciamos la ira o más bien conocida como terrebilitá. Además, es de
esta obra el conocido mito de que al terminar Miguel Ángel la escultura, y
verla tan realista, le golpeó la rodilla derecha a la estatua y le dijo ¿Por
qué no me hablas?
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