Laocoonte y sus hijos (Grecia)
LAOCOONTE Y SUS HIJOS
La obra se
encuentra guardada en el Museo Vaticano de Roma, y probablemente sea la obra
que mejor define la escultura de la etapa helenística. Alcanzada ya la
perfección en el dominio de la escultura, los escultores helenísticos optan por
un cambio en sus creaciones. Buscan un naturalismo idealista, en el que
aparecen figuras como niños o personas mayores, pero con los cuerpos en base al
ideal de belleza griego. Además, se empieza a aplicar un movimiento mucho más
intenso que en etapas anteriores, cuyas esculturas eran mucho más estáticas.
La
obra fue descubierta en el siglo XVI y ejerció una gran influencia en conocidos
artistas del Barroco, entre los que se encuentra Bernini. La obra narra una
escena de la Guerra de Troya, recogida en la famosa obra literaria “La Eneida”,
de Virgilio. En esta obra se cuenta que Laocoonte avisó a los troyanos y a su
rey Príamo del engaño que suponía el caballo de madera construido por los
griegos aqueos, y que se trataba de una mentira de Odiseo. El dios Apolo, como
castigo por descubrir el engaño, envió dos serpientes marinas para matar a los
hijos de Laocoonte. En la obra escultórica, podemos ver cómo Laocoonte acude a
socorrer a sus hijos atacados por las serpientes marinas.
En
cuanto a sus características técnicas hay que destacar que, aunque sea una
escultura exenta de bulto redondo, parece estar concebida para ser vista desde
un único punto de vista frontal. Como ya se ha dicho, está realizada en mármol
y se observa una técnica exquisita de gran naturalismo. Las superficies están
perfectamente detalladas, las anatomías perfectamente proporcionadas, y se
advierten diferentes tratamientos según las texturas, como los cabellos, los
pliegues de los mantos y la anatomía de los personajes.
Su
composición es asimétrica, de forma piramidal como ya se ha comentado
anteriormente, donde predomina una diagonal desde el pie izquierdo de Laocoonte
hasta su codo derecho, lo cual contribuye a desequilibrar la imagen y dotar de
mayor dramatismo a la escena. A pesar de la perfecta proporción de los cuerpos,
Laocoonte parece exageradamente grande si lo comparamos con sus dos hijos.
Además, la escultura crea un juego de luces que dan un alto grado de volumen a
la talla. En general, la composición presenta un gran movimiento, donde
predominan las diagonales y las formas curvas.
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