Intendente Ebih-il de Mari (Mesopotamia)

 

INTENDENTE  EBIH-IL  DE  MARI


En la Antigua Mesopotamia, concretamente la etapa del Período Sumerio, se desarrollaba una sociedad con una dedicación predominante y total por la religión. El arte les servía de unión con Dios y por ello lo usaban como recurso en los templos; como es el caso con esta escultura.

 

La escultura del INTENDENTE EBIH-IL DE MARI  es una escultura de bulto redondo que estaba situado en el Templo de Ishtar, de autor desconocido, y que data del 2.400 a.C

Se trata de una figura masculina sedente, con los brazos cruzados sobre el pecho en posición orante; el torso desnudo y vestido, únicamente, con un kaunaké ; una falda de lana muy típica de la cultura mesopotámica. Está tallada en bloque de alabastro con incrustaciones de lapislázuli en los ojos,y también están remarcados en negro y muy abiertos porque  es el foco principal de atracción.

El arte mesopotámico tenía unas ciertas características que siempre se cumplían, como son la Ley de la Frontalidad: mediante la cual la figura tenía una vista frontal y no tenía ningún otro punto de vista relevante. Esto conlleva el hieratismo en la representación, pues carece de expresividad facial y movimiento corporal; en este caso solo tiene una sonrisa arcaica que simplemente  le resta algo de seriedad, pero no permite interpretar ningún tipo de emoción o expresión. La posición del cuerpo es totalmente rígida y estática. Además estas características hacen que desemboque finalmente en la simetría de la figura, ya que también se busca la simplificación de las formas del cuerpo, perdiendo así el detalle buscando en cambio convertirlo en símbolo.

Este tipo de escultura depende de un estatus social concreto, ya que se encargaban las obras para los templos, y de aquí su carácter votivo, puesto que no era estético,sino con una función religiosa. Este tipo de esculturas eran un privilegio reservado para la alta sociedad como los sacerdotes, la familia real y los funcionarios. En esta escultura se observa que es valiosa por el detalle de la incrustación de lapislázuli, porque es una piedra muy cara.




Actualmente esta escultura está en el Museo de Louvre, ubicado en París, Francia; se encuentra en muy buen estado dada su magnífica conservación, lo único que falta son los pies.

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