Ábside de la Iglesia de San Clemente de Taull (Románico)

 

ÁBSIDE DE LA IGLESIA DE SAN CLEMENTE DE TAULL

 

“El ábside central de la Iglesia Rómanica de San Clemente de Taull que se muestra, se trata de una pintura mural de técnica mixta de fresco y temple de carácter religioso, creado por el Maestro de Taull en el siglo XII, en el año 1123. Pertenece al estilo románico, de la Escuela Catalana con influencias italobizantinas. Se encuentra en la iglesia románica de San Clemente de Taull, ubicada en el Valle de Bohí, en Lérida, Cataluña, España.”

ANÁLISIS


La bóveda llamada de “horno” del ábside en cuestión, simboliza el cielo porque se encuentran varias representaciones de carácter religioso.

La primera vista que tenemos si miramos hacia arriba en este ábside es al Pantocrator dentro de una mandorla, la cual simboliza el universo y el esplendor, y está sentado sobre una bóveda celeste con los pies sobre el escabel de la tierra, lo que demuestra la divinidad y la superioridad sobre todo lo demás. Por otro lado tiene las letras Alfa y Omega a cada lado simbolizando que es el principio y el final de las cosas, y con las manos está bendiciendo (su izquierda) y sujetando un libro abierto en el que se puede leer en latín: “Ego sum lux mundo” que significa: “Yo soy la luz del mundo”, nos damos cuenta de la función de adoctrinamiento y la exaltación de Dios sobre el hombre;  flanqueado por dos ángeles, llamados Querubín y Serafín, la representación apocalíptica de Cristo; el tamaño superior del Pantocrator con respecto a las otras figuras y que esté situado en el centro, muestran la jerarquización que predomina en este tipo de obras.

Además, justo debajo se encuentra el Tetramorfos o los cuatro evangelistas dentro de medallones. Representados por el león, San Marcos; por el águila, San Juan; por el hombre, San Mateo y por el toro, San Lucas. En la parte inferior a esta se puede observar, separados con una banda, a la virgen María y los cinco apóstoles (tres de ellos son San Juan, Bartolomé y Santiago). Estas figuras se representan yuxtapuestas, mirando al frente, por lo que no hay ninguna relación común entre ninguno de ellos, y además están completamente hieráticas y estáticas, por lo que nos ofrece una completa seriedad, rigidez y falta de naturalidad.

Todas estas escenas representan la transmisión de la fe y hacen referencia a la Iglesia. Tenían una función didáctica, moral y obviamente estética.

 

CARACTERÍSTICAS

El objetivo del arte románico, y por ello, el de esta obra, es expresar el mensaje y la idea de la divinidad, la importancia de la Iglesia y la religión se valora lo divino, no lo racional, la realidad ni la naturaleza como antiguamente. Esto se consigue mediante tres características que observamos perfectamente en el rostro del Pantocrator y en las demás figuras; como son la frontalidad, todas las figuras de la obra se presentan de frente, con ausencia total de movimiento, y sobre todo, la inexpresividad y el hieratismo que presenta expresan severidad y autoridad en el caso del Pantocrator, ya que es la imagen de Dios en el cuerpo de Cristo, el todopoderoso.

A partir de esta característica, entendemos que siempre aparezca la divinidad en cuestión, en el centro de la composición, que la proporción sea jerárquica, puesto que a Cristo se le representa en grande y en el centro y sin embargo los ángeles se han de adaptar al marco, y que su tamaño sea mayor para demostrar el rango de poder y la importancia máxima para todo el mundo.

Por otro lado, el Cristo al estar centralizado, crea una composición cerrada y simétrica, muy importante porque va a determinar el desarrollo de la obra. La línea vertical divide en dos el ábside, y el cinturón separa en dos mitades a Cristo, dejando ver que las dos son formas triangulares. Las líneas horizontales de la banda con los nombres, y el cinturón de Jesús, se equilibran con las líneas verticales, que se camuflan en los personajes.

La esquematización de los cuerpos y las formas hace que toda la atención se centre en el carácter religioso y adoctrinante de esta pintura, puesto que el pueblo era analfabeto y les era todavía más fácil hacerles firmes en la idea de la fe.

Por ello también se daba muy comúnmente la geometrización, como en los ojos, que se representaban con círculos negros intensos, para dar mucha más expresividad; la nariz se pintaba con líneas verticales paralelas que dividían al rostro hasta las cejas, donde se volvía a acentuar la expresión facial. Por supuesto el pelo y la barba eran simétricos y esquemáticos. Esto hacía alusión también al ideal de perfección que se tenía de Dios.

Por último, los colores que se han utilizado para esta obra han sido el azul, el rojo y el amarillo. Los fríos se han reservado para el entorno de Cristo, lo cual simboliza también seriedad y distancia, y los cálidos sin embargo para el resto. Esta gama cromática tiene una gran influencia italobizantina, y se usan los colores planos y vivos, sin gradación porque no existe luz , ni volumen salvo unas ligeras manchas sonrojadas en las mejillas. Total ausencia de perspectiva ni fondo, porque no hay sombras que creen esos planos ni volúmenes en los cuerpos.


Este uso de los colores era intencionado de manera que de cara al pueblo analfabeto que no sabía leer, se le mostraba la religión y la Iglesia mediante pinturas para que llegara el mensaje y la idea a todo el mundo independientemente de su estatus social. Por ello debían de hacer de las obras pictóricas algo sencillo, fácil de comprender y que invitase a adorar a la divinidad expuesta.

 

ACTUALIDAD

Esta es una de las obras monumentales mejor conservadas del románico, y considerada también la obra más emblemática tanto de España, como de Europa.


Hoy en día se encuentra expuesto en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

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